¿Ser perfectos?: lo que necesitas saber
¿Crees que eres perfeccionista?, ¿te gusta serlo?
Desde pequeños nos crían en una cultura de la productividad, según esto, entre más cosas hagas mejor y entre más cosas haces excelente más “éxito” tendrás. Y en esta cultura de la productividad también nos enseñan (erróneamente) que tenemos que ser perfectos (as), que tenemos que ser el número uno.
Seguramente en tu niñez escuchaste cosas como: “tienes que ser el número uno”, “si no lo vas a hacer bien, mejor no lo hagas”. Vivimos en una cultura del esfuerzo y excelencia, tenemos que esforzarnos demasiado, no dejar de hacer cosas, hacerlas con excelsitud y el ideal a alcanzar es el perfeccionismo: una vida sin errores y sin fracasos.
“Tenemos que” buscar la perfección en todo: deberíamos ser felices, deberíamos tener una familia admirable, el mejor trabajo, un cuerpo de infarto, una relación maravillosa y así en todos los aspectos de nuestra vida. Además nos enseñan que lo contrario al perfeccionismo es ser un vago(a), flojo(a) y descuidado(a). Por esto es que creemos que el perfeccionismo es algo “bueno”, algo que nos ayuda a controlar nuestra vida, que nos da seguridad, pero una seguridad a costa de nuestra tranquilidad.
¿Crees que el perfeccionismo es algo benevolente?
Aquí te respondemos a esa pregunta con 10 puntos importantes de por qué el perfeccionismo nos puede amargar la vida:
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Nunca es suficiente:
Cuando eres perfeccionista existe una motivación de logro, ésta no es mala, el problema radica cuando es infinita y lo único que te importa es superarte a ti mismo(a) una y otra vez y hacer las cosas bien de manera obsesiva. Lamentablemente por más que hagas, por más que intentes, por más que te esfuerces, vas a sentir que jamás va a ser suficiente para ti. Vas a sentir que por más que hagas no estás logrando las cosas, “nunca” las haces perfectas o como se deberían de hacer.
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Enfoque en lo que no se tiene:
otra característica del perfeccionista es que se centra en las cosas que no ha logrado, en lo que no tiene y deja completamente de lado lo que si ha logrado. ¿Te suena la frase: “¡no he hecho nada con mi vida!”?
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El camino tiene que ser lineal:
se tiene la fantasía que el camino en la vida es una línea recta perfecta, donde no hay cabida para los errores, mucho menos para los problemas. Por lo que, el perfeccionista no acepta que la vida está llena de obstáculos, equivocaciones y aprendizajes, al contrario si algo no sale fácilmente y como se planea se enoja, agobia, desgasta y frustra.
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Está lleno de “deberías” y “tienes que”:
hace las cosas porque las tiene que hacer, todo se convierte en una obligación, hasta los gustos, los deseos se convierten en una carga, no lo hace de manera genuina sino por no fracasar o cumplir expectativas. Esto cansa mucho y se dejan de disfrutar las cosas.
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No se aceptan las emociones “negativas” (no placenteras):
Como la vida tiene que ser perfecta, evidentemente las emociones también; cree falsamente que parte del éxito y para tener una vida admirable tiene que ser feliz todo el tiempo, a toda hora. No puede enojarse, ni tener miedo, ni que se diga de estar triste; el perfeccionista no puede aceptar que en la vida existen otras emociones.
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Productividad ante todo:
Parte del perfeccionismo es hacer muchas cosas y entre más cosas hace más exitoso es, es por ello que le da mucha culpa descansar o hacer algo simplemente porque lo quiere o lo disfruta. Todo lo que hace tiene que tener un fin y tiene que ser muy productivo sino debe de culpabilizarse.
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No existe la equivocación:
como el objetivo en la vida (erradamente) es llegar a la perfección, no puede equivocarse, no puede fallar, no hay espacio para los errores y para los “fracasos”. Afirma que equivocarse es lo peor que le puede pasar, si falla cree que ya no será digno, será un inútil y un fracaso.
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No existe el reconocimiento:
es muy probable que el perfeccionista haya logrado muchas cosas, existan muchos logros en su vida por los que puede sentirse orgulloso(a) pero eso no lo ve. Se invalida totalmente, rara vez o me atrevo a decir que nunca se reconoce, no se felicita, al contrario menosprecia sus logros y dice cosas como “no es para tanto”, “cualquiera puede lograr esto”.
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No hay presente:
la persona que busca la perfección está en todos lados menos en el presente, puede estar añorando como era en su pasado “antes era más ordenado(a)” o en el futuro haciendo planes, buscando más metas que alcanzar, pero pocas veces disfruta el proceso que está viviendo, el momento en el que está.
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Critica excesiva:
“¿por qué soy así?”, “¡soy una tonto(a)!”, “¡ves nada haces bien!”, “¡eso está mal, no está perfecto, soy una porquería!”, ¡que gord(o)a!, ¡que feo(a) eres! son frases que constantemente se dice el perfeccionista porque es su mayor crítico, su juez y su verdugo.
¿Aún crees que el perfeccionismo es inofensivo?
@kathartiko Cuando el perfeccionismo ataca 🙄, ¿te pasa igual? #perfeccionismo #therapist #perfeccionista ♬ sonido original – Kathartiko
¡Hay más!
Sí, hay más, aún podemos seguir rompiendo la idea trillada del perfeccionismo, de esa persona que trabaja mucho, que es pulcro(a), ordenado(a), exitoso(a) que nunca se equivoca. Para seguir desmitificando el perfeccionismo, te contamos que HODGSON & BURQUE psicólogos elaboraron una imagen que resume y plasma el círculo vicioso de esto.
Y es que el perfeccionismo involucra como se mencionó en los puntos anteriores muchas actitudes hacia ellos mismos pero también hacia los demás, ya que no solo son críticos con ellos e intolerantes, además lo son con las personas que los rodean, tampoco ellos se pueden equivocar.
¡Lo contario al perfeccionismo NO ES ser un(a) flojo(a), es el optimalismo!
Te aseguro que la oposición al perfeccionismo no tiene nada que ver con ser una persona “sin oficio o beneficio” o un(a) “flojo(a)”.
Lo contrario es el optimalismo, ¡que palabra tan rara!, ¿no? Te contamos, una persona optimalista es aquella que al contrario del perfeccionista no vive en un mundo color de rosa, sabe y acepta que hay obstáculos en la vida y que puede aprender de ellos, también está segura que no tiene que ser perfecta y que puede cometer errores, pero al igual que el perfeccionista tiene metas y objetivos por los que trabaja, pero no de manera obsesiva, no con el fin de ser el mejor.
Es decir, estos dos tipos de personas pueden tener metas, objetivos, retos, responsabilidades, pasiones, aficiones, ideales parecidos, pero la diferencia se encuentra en como abordan el proceso o el camino para conseguir lo que se proponen (HODGSON & BURQUE psicólogos). El fin del optimalista no es ser perfecto, es tener una vida óptima.
¿Eso qué quiere decir?, bueno, que optimalista acepta que en la vida van a existir circunstancias adversas pero encontrará la manera de sacar lo mejor de esas situaciones y aprender, no es que no sufra o se frustre lo que pasa es que no se engancha, porque sabe que eso es parte de la vida y que va a ser otra lección aprendida.
Mucha mucha información, esto del optimalismo es fascinante, pero ¿qué les parece si hablamos a profundidad de este concepto y la diferencia con el perfeccionismo en otro momento?
Por ahora, les dejaré aquí en Kathartiko 8 reflexiones para comenzar a soltar el perfeccionismo y ser más optimalistas.
¿Ahora qué puedo hacer?
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El camino realmente es…
renuncia a la idea de que el camino es una línea perfecta, por el contrario acepta que el camino está lleno de curvas, tiene baches que equivalen a obstáculos y pueden existir problemas mientras vamos avanzando, no va a ser directo, tranquilo o fácil, no crees fantasías, al contrario sé realista. Esto no quiere decir que no vas a disfrutar el camino, al contrario lo disfrutarás porque vas a tener más tolerancia porque sabes que es normal.
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Eres un ser humano:
por lo tanto te equivocas, nadie es perfecto, no existe la perfección, y los errores, como las equivocaciones son parte también del camino, eso nos hace ser lo que somos. ¡No!, cometer errores no nos hace un fracaso, no nos hace inútiles, no nos hace malas personas, NOS HACE HUMANOS. No seas tan duro(a) contigo.
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Metas realistas:
uno de los problemas de la persona perfeccionista es que se pone metas muuuy altas y quieren conseguirlas inmediatamente, se frustra mucho porque toma más tiempo alcanzarlas de lo que creyó. Por lo cual ponte metas realistas, pueden ser altas, pero recuerda que vas a ir paso a pasito, no quieras saltar del primer escalón al último de repente, disfruta cada peldaño para llegar al final, incluso con más enseñanzas.
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Trabaja en mejorar la tolerancia a la frustración:
no es que nunca en tu vida te frustres, lo que se quiere es que trabajes en ser más flexible, ponte planes, metas, pero si no te salen como tú querías o en el momento que deseabas trata de no frustrarte, sino de recordar que puedes volverlo a intentar y no pasa nada, y que en todo caso que no lo logres tampoco va a pasar nada, puedes cambiar de sueño, de meta, de rumbo, es totalmente válido.
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Sé practico:
generalmente somos nosotros quienes hacemos más difíciles las cosas, sé más práctico, céntrate en las soluciones posibles no en el problema en si; a veces es más sencillo de lo que parece o a veces cuesta más, pero todo todo tiene solución.
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Reconócete:
tú eres una persona valiosa, con muchos logros en tu vida, felicítate, agradécete, háblate bonito, valora las cosas que haces por más pequeñas que sean. Siéntete orgulloso(a) de lo que has logrado, del esfuerzo que has puesto, de lo que has vivido aunque no lo hayas planeado. Deja de ser tu mayor critico, vuélvete más tu mejor amigo(a).
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Disfruta del presente:
ya basta de estar pensando en cómo eras, ya basta de estar planeado la siguiente meta sin disfrutar la que estás trabajando. Concéntrate en el aquí en el ahora, en lo que en este momento estás sintiendo, experimentado, permítete disfrutar al máximo, reírte a carcajadas hasta que te duela la panza. Piensa mucho más en el viaje que en el destino, fluye.
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Sé optimalista:
sé que puedes estar pensando que ser perfeccionista te ha funcionado o te ha traído resultados, pero recuerda que ha sido a cambio de intranquilidad y falta de paz. Ser optimalista no es que rechaces el éxito, te vuelvas un “bueno para nada” o hagas las cosas mal a propósito, por el contrario tendrás las mismas metas, sueños y trabajarás para conseguir el éxito pero siendo más flexibles, aceptando el camino, sin buscar ser perfecto(a), te permitirás equivocarte, descansar y disfrutar del presente.
Hemos llegado al final, ojalá estas reflexiones te sirvan y cambies tu perspectiva, finalizó con una frase de Bertrand Russell: “Nadie debería creerse perfecto, ni preocuparse demasiado por el hecho de serlo”.
Recuerda que puedes escribirme a palomapalacios@kathartiko.com para compartir experiencias, platícame si quisieras saber más sobre el optimalismo y la diferencia con el perfeccionismo. Te mando un abrazo gigantesco.
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Referencias:
Entiende tu mente (2018). El perfeccionismo.
HODGSON & BURQUE psicólogos (2016). ¿Eres un perfeccionista o un optimalista en la vida?
Instituto Europeo de Psicología Positiva (2019). Perfeccionismo vs. Optimalismo.